miércoles, 25 de junio de 2014

THAT´S ALL FALKS!


Karl Marx ya lo predijo.  Además de “La lucha de clases”, Marx previó la eventualidad de que llegaría algún día en que la máquina capitalista se detuviera, por sí misma, por agotamiento, por el propio agotamiento de su dinámica.
El capitalismo basa su fundamento en la producción, por ende, su propio funcionamiento esconde una bomba de relojería alojada en sus propios fundamentos, me explicaré a continuación. Para que el capital fructifique, y por tanto poder acumularlo, se necesita explotar la fuerza de trabajo. Pero para que el trabajador de ganancias a su empresario, se le debe equiparar a éste, con las herramientas necesarias para que pueda hacerlo en las mejores y seguras garantías. Hoy en día, en que vivimos la “época de la tecnología”, el I+D+I, a cada paso que un empresario da, recurriendo a las nuevas tecnologías aún más modernas, gana. Gana porque sus obreros producen más que los que no disponen de esta herramienta. Pero esta ganancia, SUPONE QUE EL SISTEMA ENTERO PIERDE. Y pierde porque las tan alabadas y premiadas tecnologías van reemplazando progresivamente el trabajo humano. El valor de cada mercancía contiene, por consiguiente, porciones cada vez más reducidas del trabajo humano. Pero el trabajo humano, es la única fuente de plusvalía del capitalismo, y por tanto de beneficio para el empresario. Al aumentar la tecnología reducimos los beneficios en su totalidad. Por tanto, como los gobernantes del globo son conscientes de ello, durante todo el final del siglo XX, se ha tendido a romper esta contradicción compensándola con el aumento de la producción a nivel mundial. Se aumentó la producción y se disminuyó el valor de cada mercancía.
Paradójicamente, este aumento de la productividad derivado de las nuevas tecnologías, paralizó la máquina capitalista. Para que los ya pocos trabajadores que quedaban en las fábricas, aún pudieran trabajar, se inyectaban ingentes cantidades de millones de divisas en inversiones tecnológicas. Esto es lo que Marx llamó “el capital ficticio”. Cuando en la década de los setenta del siglo pasado, se abandonó la convertibilidad de los dólares en oro, se eliminó la única válvula de seguridad que el sistema capitalista real tenía. Al aumentar el crédito (el crédito es anticipación de las futuras ganancias esperadas)  y la fabricación de divisas, se provocó una burbuja financiera paroxista que amenazaba con explotar. Pero cuando la plusvalía, esto es, la producción de valor se estanca, lo único que permite a los propietarios de capital obtener beneficios son las finanzas. El capitalismo SÓLO FUNCIONA A PARTIR DE LAS PLUSVALÍAS Y NO DE LOS PRODUCTOS CON VALOR DE USO.
Entonces para solucionar este problema, a partir de la década de los noventa aumentó el neoliberalismo intentando prolongar un poco más el sistema capitalista.
Ahora, después de la crisis que aún sufrimos desde el año 2007, se intenta regresar al Keynesianismo, sugerido desde la derecha y la izquierda, pero ya no hay suficiente dinero real a disposición de los Estados.
Las deudas de los Estados aumentan de manera sonrojante día a día: La deuda USA pasó de 7 BILLONES DE DÓLARES en 2008, antes del  iluminado Obama, a 13 BILLONES en 2013, cada ciudadano americano tiene una deuda de 41.800 dólares, cuando en 2008 era de 24.000. La deuda en España ha pasado de 436.000 MILLONES de euros en 2008, cuando comienza la segunda parte del acontecimiento planetario zapateril, a 960.000 MILLONES en 2013, ya con el salvador y milagrero Rajoy. Una deuda para cada españolito de 20.000 euros cuando en el 2008 era de 9.000.
Los préstamos que dan a Bancos y a Estados tienen cifras que a finales del siglo XX habrían hecho saltar todas las alarmas, deuda por otra parte, que la mayor parte de los Estados no van a poder pagar, el país Español el primero. La burbuja financiera sigue y sigue subiendo, burbuja por otro lado mucho más peligrosa aún que la inmobiliaria, sin que se tenga una válvula de escape.
La mercancía se acaba, el capitalismo está caput, la izquierda y la izquierda radical, quieren hacer creer a la gente que la culpa de todo la tuvo el neoliberalismo de capitalistas codiciosos, banqueros y políticos que se unieron en un mal común, alegaciones todas ellas que van por el camino de no querer ver que todo este sistema se ha acabado “That´s all falks!”. Por cierto, la izquierda deberá decidir si continúa criticando el sistema pero sigue dentro del mismo utilizando métodos arcaicos (comunismo y sucedáneos bolivarianos) o decide participar en un nuevo capitalismo emergente que incluye una parte de las críticas dirigidas contra sus excesos.

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