EMERGENCIA SOCIAL EN SPAÑA. La aparición de un
alto desempleo estructural
La
productividad, fruto de los procesos de mecanización, automatización e informatización, genera en todos los sectores un alto grado
de desempleo estructural que se mantiene a lo largo del tiempo y que no es
absorbido ni por el tradicional sector servicios ni por los
empleos creados con la aparición del tercer sector o economía social.
Las medidas
habituales de flexibilización laboral no resuelven el problema ya que no solamente se trata
de una inadecuación del mercado laboral a las demandas empresariales de capital
humano sino de un menor requerimiento de puestos de trabajo en el sistema
productivo en general. Es un desempleo estructural creciente a nivel global y
que no responde a medidas económicas de ningún tipo.
La flexibilidad
laboral, en un modelo de economía utópica que no se cumple en la actualidad, hace
referencia a la fijación de un modelo regulador flexible para el manejo de los derechos laborales en el interior
de las empresas y
organizaciones privadas. La aplicación de la flexibilidad laboral requiere de
un proceso de desregulación del mercado laboral que usa de referente la libertad de contratación y el contrato individual de trabajo, para flexibilizar los antiguos mecanismos logrados
por los sindicatos en el siglo XX, esperando con
ello mantener el crecimiento de todo el sector privado. Se permite
así mejorar los servicios, mayores oportunidades a las empresas y a las
personas, en el mundo
globalizado donde las estructuras rígidas y las legislaciones abultadas y complejas
resultarían impedimentos a ser superados en pos de mayor libertad para la población económicamente activa.
Los mecanismos
de flexibilización laboral se han enfocado en la generación de empleo a través de la reducción del costo de la mano de obra o del tiempo de jornada o de contratación. En tanto se señala,
desde el análisis económico del derecho y otras fuentes afines, que carece de sentido
establecer múltiples derechos en favor de cada vez menos personas, engendrando privilegios de los cuales
solo algunas personas gozan cabalmente (ej. sindicatos) y que no
beneficiarían en estos tiempos a la mayor parte de empleadores y empleados. A su vez este
ahorro permite
generar a las empresas un aumento de su productividad y a su vez
generar más plazas de trabajo, lo que a la larga tendría como consecuencia el incremento del ingreso y el tiempo libre.
El proceso de
flexibilidad actual es paralelo al paso hacia una economía postindustrialista y digital, dónde las
fuentes de empleo potencialmente se diversifican y pluralizan,
siempre que existan las facilidades para desarrollarlas. De la misma forma los
problemas asociados a la desregulación del mercado laboral proviene de
debilidades de las estructuras jurídicas donde se aplica, que permiten sacar
ventajas más allá del contrato o acuerdo
establecido, lo que vuelve necesaria la consolidación de la seguridad jurídica como pilar de una economía de mercado.
Por otro lado
sin embargo, los planes de reducción de las horas de trabajo se consideran
sumamente eficaces durante periodos de crisis ya que reducen
el número de despidos. En Alemania, por ejemplo,
durante la crisis económica de 2008-2011, la estabilidad del empleo se ha logrado en buena
medida gracias a los ajustes en las horas de trabajo gracias al diálogo social y como una de
las medidas para proteger tanto el empleo como la productividad y viabilidad de
las empresas.