domingo, 12 de octubre de 2014

¿BIENESTAR INFORMÁTICO?

¿Cómo no alegrarse de la irrupción de la informática y lo virtual en la vida moderna, o quien no reconoce su gran e indiscutible servicio a la vida pública y privada?, sus ventajas son innumerables:

  • Disponibilidad inmediata de una memoria inmensa.
  • Relación persona-datos como modo especial de comunicación.
  • Ahorro de tiempo y espacio.
  • Información de datos y noticias en un mínimo espacio.
  • Eficacia instantánea.
  • Dilatación del mundo accesible.
  • ...
La informática y todo lo que ella conlleva se ha convertido sin duda; en un espectáculo. Ya nadie (bueno casi nadie, algunos aún sí) puede vivir sin un teléfono móvil en su mano. La máscara de todo espectáculo es inhibir al Yo humano, someterle al riesgo de aislarle de los "tú", distanciarle de ellos. La máscara que supone la informática, provoca la ausencia del original, la información de la red, forma parte del sistema de presión es un espectáculo o una mascarada. Pero mientras que en una representación artística, se hace "las veces de alguien", con la informática se hace que el espectáculo de la vida personal se diluya. En la red, se vive de prestado, se copia la vida ajena. 
La informática se ha vuelto espectacular en su espectáculo porque sino, no conseguiría enajenar al humano. Así, el humano, creyendo que utiliza un utensilio, lo que realmente hace es que ese utensilio sea su vida. Confunde la escalera que le conduce al piso superior con el piso mismo, identifica la informática y la red con el saber mismo. La red, hace que los hombres tengan un mismo tono de pretensiones (sintonicen), pero es incapaz de acordar (poner en común los corazones) las querencias que pasean por el corazón y su peculiar hermenéutica de los sentimientos. Lo único que consigue la informática con el humano común desprevenido e ignorante de fondo es impresionarle. El común humano se siente impresionado y obnubilado no sólo por su grandeza de utilidad, sino también porque se está creando una sociedad desprovista de sentido. Porque "sentido" es lo que nos queda en la vida después de agitar las palabras, signos y desprenderse de todos ellos. Hace cuarenta años, no existía en los manuales de psiquiatría una enfermedad que ahora empieza a sobreabundar: la depresión noógena producida por la falta de sentido de la vida. Es la versión moderna del desencanto que apuntaba Weber en 1920. El sentido a la vida es una grieta que se ha abierto en el Universo de la especie, ¿para que dar sentido a preguntas que los hombres ya nos e plantean?
Con la informática vivimos en el sin-sentido vivido por el hombre, todo es breve y corto en el tiempo, las noticias son simples palabras que duran lo que dura la siguiente noticia, el humano se acopia de cifras, palabras, signos que simplificándolos crea y articula en una realidad sin misterio; porque no nos engañemos, el humano no es proclive a soportar mucha realidad...la vida sometida a la red, a la informática, es una vida inerte, si la vida a lo largo de los milenios, no ha sido lo que se ha dicho el hombre, mucho menos va a ser lo que le diga su ordenador. 
Lo único cierto hoy en día para el humano computerizado es lo que le dicen sus datos efímeros, lo que le dice su espectáculo privado, el que le marca su ordenador. Con el espectáculo de la red, los espectadores están separados entre sí y a la vez del espectáculo. Se produce una corriente de aislamiento en la que el espectáculo es el lenguaje común del alejamiento, de la alucinación y consiguiente seducción del objeto-informático. Este puede objetivar al hombre espectador, jugador, vicioso...simple recibidor de mensajes. Llega así, a embrutecerlo...
En el espectáculo se aposenta toda nuestra actividad inconsciente. En él hay lugar para la distracción, para la enajenación, para la aureolada diversión. Decía Gaston Bachelard (1884-1962, filósofo, poeta, físico, profesor y crítico literario francés):
"...al espectáculo de los fenómenos más interesantes y más chocantes, el hombre va naturalmente con todas sus pasiones, con todos sus deseos, con toda su alma. No hay que extrañarse de que el primer conocimiento objetivo sea un  primer error".
De manera que el humano "computerizado" y "enrezado", unidimensional en cierta manera, se convierte en vendedor ambulante de su propia libertad. No es que el humano se esclavice más que con otras máquinas, es que su ordenador o móvil inseparable, tienen una marca de seducción que hacen que su esclavitud sea más sutil, más disimulada, pero también más mortífera.
El espectáculo de la red, aumenta la tasa de insatisfacción de una forma directamente proporcional a la mejora del nivel de vida que geométricamente nos incrementan las redes de aquélla. 
El nuevo "ojo de Dios", el "gran hermano" es la informática, la red. Una informática, una red como la que tenemos que no está domesticada es invasora, omniabarcante, es un teatro de mimos que crea incógnitas y subyaga adrede: acaso en la naturaleza del hombre esté el ser teatral. Si nos encanta la naturaleza, o por lo menos a algunos, es porque ella no se enmarida con nuestro espectáculo de mimos, y nos deja correr, nos deja libertad. La vida de los humanos no puede caber en un ordenador, y menos aún en un móvil. El mundo que vivimos los humanos no le es dado dado del todo ni de una vez a la computadora.
Como el espectáculo es la afirmación de la apariencia y de toda la vida humana como una simple apariencia, una informática entendida como es entendida ahora, en el que es una absoluta solución, como si hubiera respuesta para todo de manera inagotable, sabiendo todo cuanto se puede o hay que saber, falsea la realidad. Una informática planteada como trabajo absoluto empobrece la condición humana es como si el fin no fuera nada, el proceso lo es todo. ¿Serán los ordenadores y los móviles los molinos quijotescos a los que debamos enfrentarnos algunos ilusos viajeros de la vida?

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